Testimonio de un atropello a la dignidad.


Cuando alguien teme a la verdad
Comienza a controlar y a reprimir”
                             Leonardo Boff.

Por Marcelo Caldera

El viernes 21 de junio una gran cantidad de jóvenes se volcó desde tempranas horas de la mañana a la calle colon, entrada al edificio INSS que había sido sitiado por los adultos Mayores, quienes desde inicios de esta semana habían tenido que recurrir a medidas desesperadas para que atendieran sus demandas. Estos jóvenes hacían acto de presencia  al igual que días anteriores, desde el martes 18 los ancianos se habían tomado el edificio y la policía nacional los había retenido dentro cortándoles el agua, la electricidad, el acceso a los baños y el paso de alimentos. El maltrato a los viejitos por parte de una institución que se jacta de ser la mas ejemplar en Centroamérica fue la gota que derramo el vaso, la causa principal que los muchachos (en su mayoría estudiantes) llegaran en grupos o por cuenta propia a apoyar la causa de estos pobres señores. El día miércoles 19 de junio los ancianos fueron sacados en secreto por el lado contrario de la manifestación de los estudiantes y llevados supuestamente a diferentes hospitales de la capital, pero en horas de la madrugada los héroes mayores se unieron a los jóvenes en las afueras del INSS a proseguir con su protesta. Desafortunadamente yo no pude aparecerme en la calle Colon hasta el día jueves; Salí de mi trabajo como siempre a las 12:00 AM y me encamine junto con mi novia a la protesta. Lo que vimos nos lleno de esperanza el corazón, los jóvenes dejaban su simpatía por diferentes partidos políticos en la puerta y se unían en pro de la atención de los ancianos. Personas que nunca se habían visto la cara o solo se conocían en las redes sociales unían fuerzas para atender a los señores, la organización era estupenda y lo mejor, todos éramos personas que habíamos atendido al llamado independientemente. Yo nunca en tenido afinidad a un partido político o pertenecido a movimientos estudiantiles; tampoco soy una cara reconocible. Mi novia y yo estábamos por una sola razón; el cuidado y apoyo de los ancianos. Seamos sinceros nadie quiere en verdad estar en esa situación, esta es una medida de brazo forzado; los ancianitos no deberían estar reclamando por lo que es suyo, los policías (personas que al final del día solo están haciendo su trabajo) no quieren estar parados bajo el sol 8 horas sin comer o moverse, los jóvenes no queremos ver a personas inocentes sufrir.

El día jueves las cosas transcurrieron con relativa calma; no hubo roce éntre los  policías y la juventud y los ancianos tuvieron acceso al cachimbo de donaciones que los Nicaragüense les habían enviado. Desde el momento que pise el lugar hasta altas horas de la noche, la pequeña calle estaba atiborrada de personas mostrando su solidaridad. Por lo que me contaron a lo largo del día, a los policías los cambiaban cada 8 horas, ósea 4 veces al día. Ya después de las diez un grupo pequeño de jóvenes incluyendo mi novia y  yo, nos quedamos haciendo vela con los viejitos, el transcurso de la noche fue ameno; es más, fue una de las mejores experiencias que eh tenido recientemente. Yo que tengo dos pies izquierdos y una cadera de cemento me encontré bailando al son de canciones como Thriller, La Macarena e incluso Lambada; al menos intentaba (y fallaba) en moverme como otros mas expertos. Se había contratado a una discomóvil, la cual era la que nos daba el ambiente. Cuando la hora señalada en la que la disco se tenía que ir llego, nos sentamos frente a los policías, quienes eran muchachos contemporáneos de los presentes, inspectores y chicos sacados de la academia; apelamos a su humanidad e incluso rezamos por ellos. Los ancianos tomaban el único altavoz en el lugar y contaban historias de su juventud o bailaban mientras un par de chicos intentaban mantener el espíritu en alto con guitarras acústicas. Sobra decir que esa noche nadie durmió. Cansados pero felices mi novia y yo nos replegamos para buscar descanso en mi hogar. Dormimos unas pocas horas y preparamos las cosas que utilizaríamos ese viernes en la marcha pues teníamos planeado volver a quedarnos hasta el amanecer. Llegamos tipo 8:00 P.M. y nos encontramos con un micrófono abierto; cantautores Nicaragüenses como Perro Zompopo, La cuneta Son Machín y Momotombo habían respondido al llamado de los muchachos en Twitter para apoyar la lucha del adulto mayor. La presencia de estos artistas atrajo aun a mas personas que la noche anterior; así que a la hora que Momotombo toco su ultima canción y el concierto termino; vimos a nuestro alrededor al monton jóvenes dispuestos a pasar la noche; si el jueves éramos una cifra de un digito, el viernes éramos una cifra de dos.

Las señales estaban por todos lados, la fuerte presencia militar alrededor de Plaza Inter. La ausencia de los policías de transito que la noche anterior habían desviado el paso vehicular. La visión fugaz de caras conocidas que sabíamos que jamás estarían en un evento como éste. La ausencia de mujeres en la valla principal de la policía  en el último cambio de turno…  la calma antes  de la tormenta. El punto central de la manifestación era estratégicamente peligroso, en el centro de la calle, frente al reten era fácil cortarnos las salidas a ambos extremos ¿había tención en el aire antes de los infames sucesos? Pues la verdad no. Ahora con una mayor cantidad de jóvenes dispuestos amanecer, el bailongo estaba a la orden del día; había mas guitarras e incluso una caja acústica (me perdonara Gabriela si no se llama así, no es mi área de conocimiento) y la discomóvil se había estacionado frente a los policías en vez de la esquina de plaza inter como el Jueves. Las horas pasaron tan rápido como  la noche anterior.

Me corregirán los otros muchachos en este punto si no soy tan preciso en los datos,  tengo recuerdos borrosos de lo ocurrido. La banda con los parlantes y la música empacó más o menos a la misma hora que el jueves, como a eso de las tres y pico de la madrugada y con el feeling caído los jóvenes se acostaron en el suelo  frente a los policías, descansando los ojos o platicando entre ellos, incluso algunos jugaban ajedrez. Estábamos dividos en varias ruedas pequeñas de amigos y amigas  tratando de vencer al sueño;  Algo taciturno, yo revisaba el reloj de cuando en cuando para verificar la hora; la ultima vez que lo vi eran las 3:54 A.M. a las 4:00 A.M. Escuchamos a alguien gritar varias veces “Tírense al suelo”…ahí es cuando los vi entrar.

Tirado en el suelo, con las botas de los policías del reten en mi espalda y la mano de mi novia a un lado, lo primero que vi fue a un grupo de hombres recios, en su mayoría caucásicos o trigueños, con camisas amarradas en la cabeza como capuchas y playeras alusivas al frente Sandinista. todos vestían exactamente igual. En cuestión de segundos el primer grupo se dirige hacia donde están acostados los ancianos y vi a uno preparase para propinarles un golpe, mi visión es bloqueada por el segundo grupo que se para frente a los que estamos al lado del reten y nos empiezan a sacar. Yo andaba un Hoodie puesto y uno de ellos me levanto a la fuerza de un tiro del Hoodie, me lanzo contra la esquina mas cercana y me grito “Lárgate.” cuando veo, la segunda salida esta atiborrada de hombres encapuchados, me tomaron y me llevaron al lado contrario gritándome una y otra vez lo mismo “Largate” uno de ellos me pone el brazo alrededor del cuello (popo) y me hace caminar hasta la esquina de la calle colon. En el camino la turba esta dándole a las ventanas de los autos con fierros y estan desarmando el puesto medico. Cuando checo el lugar donde me llevan, centro los ojos en los dos pobres muchachos que están pateando en ese momento. “Aquí quede” pensé para mi mismo. Puede ser que por mi pobre complextura física no haya recibido el mismo salvajismo que mis acompañantes en la grama, en vez de golpearme, como forma de humillación empezaron a desnudarme, me quitaron mi bolso (con mi cartera, mi dinero y mi cédula), mi celular, el Hoodie, los zapatos, los calcetines, la camisa y el short. Quede en boxers al aire libre y cuando el tipo se determina a arrancarme esos también forcejeo con el ¿mi recompensa? Constantes patadas al costado, otro encapuchado aparta al que me esta golpeando y me levanta me lanza hacia una avenida y me gritan una vez mas “Lárgate.” Sin nadie ya encima de mi hombro, corro  semi desnudo, descalzo , golpeado, humillado y aterrado por la avenida mientras escucho tras  de mi a mujeres gritar “pare por favor ya no puedo correr” y voces femeninas contestando “Dale pues mamita camina, camina” sigo corriendo hasta que me topo con las casas del pueblo y un joven con camisa roja que acaba de escapar de una paliza; sin pensarlo dos veces corremos juntos en dirección al Malecón; donde nos topamos con un tercer muchacho; un ex compañero de trabajo que me reconoce y se une a nuestra huida. Caminamos por los andenes y calles de uno de los sectores mas peligrosos de Managua sin pensar en las consecuencias…sin pensar en nada, el escándalo de los gritos y los disparos nos tenian pavoridos. Debo agradecer a mi ex compañero de trabajo, quien protesta anónimamente (y por eso no daré su nombre aquí);  su conocimiento de las calles de Managua y su obvia madurez fue lo que nos salvaron, el nos llevo de poco en poco en busca de seguridad. Cuando salimos a la calle principal de San Antonio a intentar detener un taxi vimos tres camiones de vuelco de la alcaldía pasar en fila hasta el mico de gente con capuchas y camisas Sandinistas; se nos fue el alma a la boca “Aquí quedamos” (pienso nuevamente) pero siguieron su camino, seguro al punto de reunión, dispuestos a volver por nosotros. En los largos kilómetros que camine descalzo en bóxers y con la camisa prestada del primer muchacho que me encontré, vimos pasar motorizados y autos con emblemas sandinistas. Los taxis no se querían detener, probablemente creían que éramos pandilleros; hasta que casi llegando al “Arbolito” un taxista anciano (irónicamente) se apiado de nosotros y nos condujo a mi casa. En el camino vimos tres TOYOTAS Hilux y un microbús  grande blanco con ventanas polarizadas alejarse en fila de la trifulca. Ya en el taxi me abrumo la angustia ¿y mi novia? ¿Estará bien? ¿Habría logrado escapar? ¿Mis amigos? ¿Los habrán golpeado? ¿Habrán matado a alguien? ¿Y los ancianitos? Me sentía con ira e impotencia.

Ya en mi hogar, atendiendo a los muchachos y mi preocupada familia. Me propongo localizar vía llamadas telefónicas a mi Novia; cuando suena el teléfono. Era ella, exaltada y nerviosa, me cuenta su historia de escape. En el momento en que nos separamos uno de los agresores haciendo el papel de “Buen Samaritano” la saco a ella y una muchacha que estaba su lado a la gasolinera. Pero eso no era ningún alivio, pues las afueras de la gasolinera estaban infestadas de encapuchados. Sin pensarlo dos veces ella y la joven buscan refugio dentro del “Super 7” el nuevo mini mercado. Ahí se habían resguardado varios chicos durante el ataque y estaban pasando lista de las personas desaparecidas. Mientras se preocupaban por los ausentes los trabajadores del Súper 7 enllavaron las puertas, esto enojo a los agresores quienes amenazaron con destruir el local si no les entregaban a los chavalos. Temerosos de las consecuencias los trabajadores cedieron y corrieron a todos los refugiados. En la nueva confusión mi novia se topo con una señora que vive en las cercanías quien le ofrece posada; en el trayecto de la gasolinera a la casa de la buena mujer un policía la intercepta y le propina tres patadas en la espalda. Ellas logran escapar y se refugian en la casa de la señora. Ahí mi novia consigue llamar a ayuda y en pocos minutos es rescatada y llevada su casa.


Desde que pise mi hogar y verifique la seguridad de ella no me eh despegado de las redes sociales, excepto para asearme y checarme las heridas. De poco en poco la gente ha empezado a aparecer y los testimonios a darse. Stephany Raudez después de redactar su conmovedora versión de los eventos de la madrugada me aconsejo “Escribí, Marcelo Escribir” y ahora con los ánimos más calmos es lo único que puedo hacer. Ya con la adrenalina baja, siento el dolor de las patadas de las botas y el ardor de las llagas en mis pies por caminar tanto descalzo, tengo una gran protuberancia que me causa un ardor insoportable al caminar. Actualmente no puedo dar un paso sin sentir dolor, no puedo acostarme por que es un tormento hacerlo, tengo nauseas y dolor de cabeza, el corazón aun no deja de palpitarme. Soy un pacifista y estoy contra todo acto de violencia, es algo que he practicado a lo largo de  mi vida,  lo que me frustra más pues quisiera salir a apoyar. La juventud Sandinista borro nuestra presencia del mapa, movió carros y desaprecio las provisiones. Se han tomado la calle colon y han comenzado a poner música propagandista como metiendo el dedo en la llaga. Los protestantes que quedaron se movilizaron a la catedral y ahí continúan en este momento. Quisiera unírmeles pero lo único que puedo hacer es contar mi historia con sinceridad para que la gente sepa lo que sucedió esa noche. Algunos medios de comunicación  se hacen la vista gorda, pero el Internet es un canal de información más poderoso y aquí haremos nuestra voz sonar como un estruendo. Ellos creen que nos intimidaron, pero solo reafirmaron nuestra determinación. La juventud de Nicaragua no se deja amedrentar y como esos ancianos que dan un ejemplo de vida de lucha  y se ven obligados a luchar de nuevo, son nuestra luz, nuestra guía de luchas  y victorias. Lastimosamente en este país que a diario invocamos a los santos , a las vírgenes, al amor, la reconciliación y la paz, donde supuestamente  estamos bendecidos, prosperados y  viviendo bonito,  suceden estas cosas, pienso que haría la primera dama si a Laureano, a Rafael, a la Camila o cualquiera de sus hijos o nietos los vejaran y los humillaran al extremo de dejarlos desnudos, descalzos,  robados, sin un centavo,  huyendo por calles desconocidas en altas horas de la madrugada (solo por el hecho de ser estudiantes universitarios, practicando lo que a diario se repite en los medios: la solidaridad, el amor al prójimo, el compañerismo y la reconciliación) eso me trae a la  mente una frase del filosofo Brasileño  Leonardo Boff   …” Una sociedad no vive de Utopías,  sin un sueño de dignidad, de respeto a la vida y convivencia pacifica  entre las personas…si nos empantanamos en los interés individuales y perdemos el sentido de vivir bien en común”..

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